jueves, 29 de abril de 2010

A la mañana siguiente, Miguel estaba en casa de Eva a las nueve en punto. Fue su hermano menor quien le abrió la puerta y lo invitó a pasar

- Hola Miguel, pasa. Eva ya viene
- Gracias, Carlos. ¿Cómo estás? ¿Que tal el colegio?
- Bien, vale. No me quejo

En ese momento, Eva bajó corriendo las escaleras

- Hola Miguel. Ya estoy lista. Carlos, dile a mamá que fui con Miguel al centro comercial a comprar el regalo de Clara
- Claro Eva. No te preocupes que yo le digo
- Gracias, chao

Llegaron al centro comercial justo cuando estaban abriendo las tiendas. Todavía no había mucha gente y el ambiente era muy fresco. El Platinum Center, así se llamaba el centro comercial, era un lugar realmente agradable. Sólo tenía cuatro pisos y era totalmente abierto. En el centro contaba con un gran jardín con bancos de madera, donde podías sentarte a charlar o a comerte un helado. Todas las tiendas daban hacia ese jardín y desde los bancos se podían visualizar casi todas las vitrinas

- Y bien Eva, ¿qué tienes en mente para Clara?
- No lo he decidido aún, pero creo que algo para la playa le gustaría. Podría ser un bolso y un pareo
- Buena idea, tu le compras el bolso y yo el pareo
- ¡No tarado! Creo que tu podrías regalarle un CD
- ¿Qué música le gusta?, pregunto Miguel
- Cualquier cosa menos Regetón. Lo odia

En esas trivialidades se encontraban, cuando de pronto se oyó un gran estruendo; Una explosión estremeció todo el edificio. Después se empezaron a oir las alarmas de los locales, chillidos de frenos de carros, cristales rotos que caían y gente que gritaba y corría en todas direcciones.

Instintivamente, Miguel tomó a Eva de la mano y la hizo correr hacia afuera, pero cuando iban llegando a la entrada principal, vieron que esta estaba cubierta de escombros y varios hombres encapuchados y armados corrían hacia la agencia del Banco de Comercio, que quedaba a tan sólo unos metros delante de ellos y entraban a través de los restos de las puertas de cristal, que habían saltado por los aires, hechas añicos, momentos atrás

En ese momento, uno de los asaltantes reparó en su presencia y empezó a correr hacia ellos, pero se detuvo abruptamente al escuchar las sirenas de la policía que ya se acercaba al lugar y volteó en dirección a la entrada principal.

Miguel no perdió ni un segundo y arrastró a Eva hacia el jardín, buscando el refugio protector de los árboles

jueves, 15 de abril de 2010

Miguel llegó a su casa con las palabras de su amigo zumbando aún en su cabeza.
- ¿Será que Pedro tiene razón?, ¿Será que me gusta Eva?
En ese momento, el timbre del teléfono lo trajo a la realidad
- ¿Aló?
- ¡Hola Miguel!, ¿Cómo estás?
- ¿Eva?
- Sí, soy yo. ¿Qué tal tu práctica?
- Horrible, olvidé cómo jugar basketball
- Eso no fue lo único que olvidaste hoy, añadió Eva en tono de reproche
- Sí es cierto y lo lamento. No te avisé de la práctica. Es que verás, fue algo de último minuto, mintió Miguel
- Ah!, claro, fue por eso. Bueno, de cualquier manera, quería saber si piensas ir a la fiesta de Clara mañana
- Seguro, no me la perdería por nada
- ¿Ya le compraste el regalo?, preguntó Eva
- No
- Yo tampoco. ¿Por que no vamos juntos mañana en la mañana al centro comercial y escogemos algo bonito?
- Estupendo. Voy a necesitar toda la ayuda del mundo, porqe no tengo ni idea de qué regalarle. ¿Cómo se las arreglan ustedes para conseguir siempre el regalo adecuado?
- Reconócelo, ese es otro de los muchos aspectos en los que nosotras los superamos con creces
- ¡Engreída! Aunque en este caso tienes toda la razón
- ok. Nos vemos mañana, Miguel
- Paso por tu casa como a las nueve
- Te espero. Chao
- Chao, respondió Miguel y colgó. Le alegró hablar con Eva, pero lo normal. Por otra parte, menos mal que llamó, porque había olvidado por completo la fiesta de Clara. No, definitivamente Eva sólo era una amiga. Una amiga y nada más. Pedro etaba equivocado

Por su parte, Eva recorría el cuarto de arriba a abajo, cual leona enjaulada, mientras su ropa volaba por los aires.
- ¡Cónchale!, no tengo nada que ponerme para la fiesta
- Tendré que comprar algo mañana cuando vayamos a buscar el regalo

A la mañana siguiente...

lunes, 5 de abril de 2010

- ¿Qué sería lo que estaba pensando Miguel aquella mañana?, ¿Por qué tenía esa expresión tan particular cuando la fue a buscar?

Llegó la hora de la salida y Eva se quedó esperando a Miguel a la puerta del colegio, pero él no llegó. Después de un rato ella recibió un mensaje de texto de él en el cual le decía que se iba a quedar a una práctica adicional de basquet hasta las 5:00 pm y que no podría acompañarla a su casa

- Bueno, pensó para sí, por lo general me invita a esas prácticas o lo programamos en la mañana y yo lo espero en la biblioteca, pero parece que hoy todo es diferente. Con todo eso en mente Eva emprendió el camino hacia su casa, un poco triste. Lo cierto es que extrañaba a Miguel. Pero ¿qué era lo que extrañaba en realidad?, su compañía o su ausencia. Nunca, al menos nunca que ella recordara había recorrido ese trayacto sola, pero tampoco es que fuera tan largo. No, extrañaba su risa, su plática, su compañía y lo cierto esque le hacía mucha más falta de lo que ella hubiera imaginado

- ¿Será que me gusta Miguel?, se preguntó. No, no puede ser, Miguel y yo sólo somos buenos amigos, ¿o no?

Mientras tanto Miguel la estaba pasando bastante mal en la práctica. No había forma ni manera de que se concentrara en el balón, lo que le valió más de un airado reclamo tanto por parte del entrenador, como de sus compañeros

- Vamos Miguel, ¿qué te pasa hoy? Pásale el balón a Juan
- Si Miguel, pásamelo. Te estoy haciendo señas como loco y tu nada. ¡Que estoy aquí libre de marca, pásame la bola!
- Está bien, lo siento
Bueno, fin de la práctica. Nos vemos el próximo jueves

Después de ducharse, se fueron a casa. Juan acompañaba a Miguel e insistía en preguntarle qué le pasaba. Lo conocía de toda la vida y sabía que algo no andaba bien

- Anda amigo, cuéntame, ¿qué tienes hoy?; ¿te peleaste con tus padres?; ¿te sientes mal?; ¿qué?
- No es nada Juan. Es que no sé si Eva habrá llegado bien a su casa. Olvidé avisarle lo de la práctica para que me esperara en la biblioteca y se tuvo que ir sola
-Ah, con que es eso. Esta mañana la vi y ¡que linda estaba hoy, Pedro!

Ese comentario le hizo hervir la sangre a Pedro y Juan lo notó enseguida

- Oye cálmate, sólo hice un comentario inocente. Además es verdad, Eva se está poniendo lindísima y yo creo que lo que a tí te pasa es que te estás enamorando de ella. Tiene que ser amigo, por eso andas con la cabeza en las nubes
- No lo creo. Eva es solamente una amiga. La conozco de toda la vida. No me puede gustar
- ¿Ah no? , ¿por qué?
- Pues porque no

CONTINUARA